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A Bellaquito ni muerto lo quiere la familia

Fuente: Vigilanteinformativo.com
SANTO DOMINGO.- Hay seres humanos que por sus acciones y andanzas por la vida se ganan el desprecio de la sociedad, de la familia y hasta de la madre que lo vio nacer.

Es el caso de Martín Basora Anderson, asesinado a tiros el pasado 27 de noviembre junto a otro hombre, en el kilómetro 22 de la marginal de la autopista Las Américas, por desconocidos que se desplazaban en otro vehículo. En el mismo incidente murieron otros dos hombres que vendían frutas y cuyo vehículo, una camioneta de las denominadas "plataneras", fue chocado por la jeepeta de los delincuentes.

El cadáver de Basora aún reposa en el Instituto de Patología Forense, a pesar de que sus familiares tienen pleno conocimiento de que está allí congelado en un refrigerador. Ya tiene 13 días sin que nadie se preocupe por darle una tumba digna.

Martín Basora Anderson, quien también era conocido con los apodos de Pin y/o Bellaquito, cuando lo mataron portaba dos cédulas, una con el nombre de Nelson Bienvenido Báez Santana y otra con la identidad Héctor Rafael Guzmán. Sin embargo, ninguna de éstas le pertenecía, ya que nunca había sacado el documento, por lo que no está registrado en el padrón electoral, informó la Policía.

Su madre, Joaquina Basora, cuenta que hace unos años fue alcanzada por dos balazos que iban dirigidos a su hijo, quien, -asegura- la rechazó desde muy niño.

En su humilde vivienda del sector Los Guandules, en el municipio de Guerra, la mujer dice que desde entonces quedó postrada en una silla, sin recibir visitas, ni ayuda de su vástago descarriado.

"El salió de mi lado cuando tenía seis años. Se lo llevó el padrino que no tenía hijo y lo criaron", señaló la acongojada madre.

Dijo que fue tanto el rechazo de su hijo que hasta se quitó el nombre que le puso al nacer y le decía que quería estar dónde había dinero y ella no tenía. "Entonces, como yo no tenía herencia, él desbarató todo eso".

"Yo no quiero que los hijos que yo tengo trabajando honestamente vayan a tener problemas por él que ya está muerto. Yo soy la que pierdo, ya que pueden perseguirme uno de mis hijos que lo que están es trabajando", insistió la señora quien por temor no permitió que la fotografiaran o la filmaran.

Una reacción similar tuvo Bonifacio Peguero Anderson, hermano del occiso, quien lo identificó por las fotos mostrada por la Policía.

Peguero Anderson, dijo que no había tenido contacto con la víctima desde mucho tiempo y reveló que el occiso también se hacía llamar Pin y/o Bellaquito.

Martín Basora Anderson y Lorenzo Ruiz Montero fueron interceptados por desconocidos que viajaban en un carro Honda Accord, color azul, en el kilómetro 22 de la marginal de la autopista Las Américas. La Policía no ha dicho nada sobre el caso.

Dijo que para la identificación de la víctima la institución contactó a un familiar lejano del occiso y éste le puso en comunicación con Bonifacio Peguero Anderson, quien le identificó, informó Santo Jiménez Páez, director del Instituto de Patología Forense.

El director del Instituto de Patología Forense, Santo Jiménez Páez, reveló que el pasado lunes se presentó a esa institución Natividad Pérez Montero, quien dijo que tenía un hijo con el occiso, a quien conoció como Nelson Bienvenido Báez Santana.

Dijo que tratarán de contactar nuevamente con la mujer para ver si aún está en disposición de hacerse cargo del cadáver. De lo contrario, el cuerpo será sepultado en la próxima semana.

Basora figuraba con dos identidades: Nelson Bienvenido Báez Santana y/o Héctor Rafael Guzmán Jiménez, las que había usurpados para cometer sus fechorías. Según la Policía, tenía un historial delictivo desde el año 1983, lo que lo llevó a acumular 36 fichas.

Junto a éste también fue asesinado Lorenzo Ruiz Montero, quien supuestamente tenía 18 fichas.

Hace unos años, un caso similar se produjo en Los Alcarrizos, dónde un joven abatido por la Policía no fue reclamado por la familia y un grupo de amigos retiraron el cadáver de Patología Forense, pero al llevarlo al hogar paterno, su padre se negó a recibirlo y, armado de un filoso machete obligó a los paisanos de su vástagos a llevarse el cuerpo y velarlo en la calle. "Aquí no lo quiero, váyanse con él a dónde ustedes se juntaban", le dijo el padre a los jóvenes y le agregó, "él no se llevó de mis consejos".

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